La naturaleza siempre enigmática, sorprendente, deja lecciones a los seres humanos que son capaces de observarla y de entenderla.
Claro ejemplo de ello son las abejas, las cuales tienen un impresionante y sorprendente mecanismo de defensa, que se ha denominado como la “ola mexicana”.
VIBRACIÓN DEL ABDOMEN
Las abejas asiáticas tienen sus colmenas, como soldados de guerra en primera fila, y éstas las deben cuidar de otras especies como de avispas o avispones.
Ello lo logran gracias a la vibración de su abdomen, el cual se puede percibir -cuando todas las abejas lo hacen al mismo tiempo- como la ‘ola humana’ que se produce en eventos deportivos.
Dicha acción genera que los depredadores de las abejas se alejen en sus intenciones de atacar el panal.
Benjamin Oldroyd, investigador de la Universidad de Sydney, comentó en entrevista con la BBC: Nuestra investigación probó que es una señal real a la que el predador responde.
Para confirmarlo
Los expertos ataron avispones vivos a diferentes distancias del panal, y el resultado fue que entre más cerca se encuentren, la “ola” de las abejas es más intensa.
De tal suerte que si a un entrometido avispón se le ocurre aterrizar a la entrada de la colmena, enseguida se le abalanzan las abejas guerreras que forman una densa bola de hasta 500 ejemplares alrededor del avispón, dispuestos a defender su palacio de miel.
